Siempre os hablo de la importancia de improvisar y amoldar las recetas a vuestro gusto.
De esta manera, nuestro mundo culinario se expande y nos abrimos a probar nuevos sabores y combinaciones.
Hoy he vuelto a experimentar en la cocina con esta salsa brava.
Todos sabemos que la fritanga no debería formar parte de nuestra vida rutinaria, pero ¿Quién se resiste a unas patatas bravas? Bueno, pues se puede resistir a ellas, es posible.
Si te apetece esta salsita pero pasas del frito, hazlas hervidas o al vapor, que luego el aliño hará su función.
Pero si aún así os apetecen, mejor hacerlas en casa sabiendo que el aceite es virgen y que sólo se va a usar una vez.
¿Y que son las patatas bravas sin su salsa? Pues una papas más. Ricas, claro que sí, pero esta salsa les da un toque estival y veraniego que nos alegra la comida.
Para la salsa brava alquímica vamos a necesitar:
- Chorrito de leche vegetal. (En este caso utilicé soja sin azúcares añadidos)
- 2 tomates negros medianos
- 1 diente de ajo
- Aceite de oliva virgen extra
- Pimenton de la vera
- Pimienta
- Sal
**Si la quieres hacer picante añádele cayena.**
Metemos todos los ingredientes en la batidora menos el aceite, que lo iremos añadiendo a modo de hilo poquito a poco. Una vez esté todo bien emulsionado rectifica de sal y ya la tendrás lista.
Eres libre de añadir todas las especias que gustes.
Puedes sustituir la leche vegetal por frutos secos como anacardos, nueces de brasil, macadamia o almendras previamente remojadas. Si tienes una buena batidora la textura será igual de increíble.
Acompáñalo con una buena ensalada de hojas verdes con un aliño suave.
Si te has pasado con el picante, añade a la ensalda pepino, que rebajará la sensación de picor… aunque no dejarás de sudar.
¡Que la disfrutes!