Hoy es un día festivo donde las comilonas estarán a la orden el día.
En Mallorca, mi ciudad natal, por estas fechas se suelen hacer empanadas de carne, el típico frito mallorquín y varias elaboraciones más para reunir a la familia y festejar juntos.
Siendo vegetariana, os podéis imaginar el papelón que me toca interpretar en estas comidas, siendo la «rara» de la familia, ya que de un año para otro me presenté en la mesa sin probar bocado de las delicias que preparaba mi abuela junto a mis tías, optando por llevar mi propia comida.
Las primeras veces, no os voy a engañar… me sentí muy incómoda. Todo lo percibía como ataques hacia mi persona… comentarios como: «Y si no comes carne qué vas a comer», «Al final vamos a morir todos igual», «las plantas también sienten» y demás, no me ayudaban a sentirme en familia.
Poco a poco, entendí que la alimentación presenta muchas resistencias y vi que inconscientemente con mi ejemplo removía mucho a las personas que tenía al lado.
Hasta que no entendí eso, entraba en disputa, debatiendo sobre si estamos preparados o no en comer carne, sobre la calidad de la comida, la calidad de la vida del animal, su sufrimiento… no quería convencer a nadie, pero me llenaba de razones.
Entonces entendí que cada persona tiene su proceso, que no podemos cambiar a nadie y que todo está bien así como está, ya que un cambio en la alimentación, así como todo en esta vida, viene de un cambio muy profundo que sale desde dentro. El respeto y la empatía con lo que siente esa persona es la clave de todo. No olvidemos que las personas también somos animales.
A medida que fue pasando el tiempo y yo misma me fui calmando y las comidas familiares y sociales volvieron a ser armoniosas.
La comida alquímica puede con todo.
Entonces lo que hacía era llevar más cantidad de mi comida, como por ejemplo sobrasada vegana o frito mallorquín con seitán y daba a probar a todo el mundo… y cómo no, luego la que menos comía era yo porque estaba encantada de que probaran y se deleitaran también con la comida vegetal.
Así como a las personas que comen carne no les gusta que les digan lo que tienen que comer, a los vegetarianos tampoco.
A todo el mundo le gusta que le respeten. Y cuidado, porque cuando tocamos la comida de alguien estamos tocando sus más íntimos miedos…
Si estás haciendo un cambio en tu alimentación y te encuentras en esta situación, mi propuesta es que no entres en conflicto.
¿Estás segur@ de lo que estás haciendo? ¿Te sientes bien con ello? ¿Cuál es tu propósito?
Los cambios puede que sean un poco impactantes al principio, sobre todo para la gente que tienes tu lado, tú eliges salir de tu zona de confort, a ellos indirectamente tú les estás sacando, estás cambiando.
Cuando ven que estás mejor, que estás comprometid@ con tu cambio, que estás más feliz y que no juzgas a nadie, la gente que te quiere te apoyará y te ayudará a que estés más cómod@.
Si no es así, te propongo que revieses con quién quieres compartir tu tiempo, si la gente que tienes al lado te potencia o te apaga y que te respetes. No tienes que estar en un lugar donde no te sientes acogid@. Pero como siempre recomiendo en mis sesiones personales, primero mira qué es lo que se te mueve, qué es lo que te molesta. Quizá sea un regalo para redescubrirte.
A día de hoy, sigo sin entrar en lucha y puedo ir a comer a cualquier parte felizmente, no voy sólo a sitios exclusivamente vegetarianos, siempre hay mil opciones.
Sólo si quieren que les cuente mi experiencia, cómo me ha vitalizado el estilo de vida que llevo y quieren que compartamos experiencias para nutrirnos mutuamente, estoy encantada de compartir charlas. Si veo que la intención de la persona es hablar por hablar o imponerme sus creencias ahí sonrío y no le doy más vueltas. Bye bye!
Sólo de ti depende tu armonía.
Si estás pasando o has pasado por esta misma situación me encantaría que la compartieras con toda la familia alquímica. Somos much@s que pasamos por esto y nuestras herramientas pueden ayudar a mucha gente.
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¡Feliz semana santa!