Los alimentos tienen una repercusión en la forma que tenemos de percibir y reaccionar ante las circunstancias de la vida. Lo que ingiero está íntimamente ligado a cómo pienso, del mismo modo, lo que pienso me va a generar unas sensaciones en el cuerpo que me van a pedir unos alimentos u otros.
La alimentación y los sentimientos están profundamente entrelazados.
Comer provoca sentimientos de placer, saciedad, confort y los otros sentimientos como aburrimiento, estrés o soledad muy a menudo inducen al consumo de alimentos, la inmensa mayoría de veces estos alimentos no son para nada saludables
Comprender la relación entre tus estados de ánimo y tu apetito es esencial para adquirir el control en tu alimentación.
¿De qué tienes hambre?
En esta clase te enseñaré a diferenciar el hambre emocional al hambre real.
Veremos qué alimentos necesitamos para cada uno de nuestros cuerpos y cómo conseguir una mejor relación con la comida.
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