Hay momentos en la vida en los que hay que dejar de lado nuestro ego -esa parte de la mente que nos proyecta siempre en las peores circunstancias – para poder seguir con nuestro camino.
Si le hacemos demasiado caso a una mente que está diseñada para visibilizar todos los posibles peligros (sean reales o no) no podremos liderar nuestra vida y dirigirnos hacia donde realmente queremos, porque ese miedo nos paralizará.
Cuando queremos realizar algún tipo de cambio (ya sea de trabajo, de lugar, de alimentación, etc.) aunque sepamos que es mejor, esta mente se puede activar, proyectándonos pensamientos limitantes como “no voy a poder sostener una alimentación saludable durante mucho tiempo”, “no tengo la suficiente fuerza de voluntad”, etc., pero todo eso NO ES REAL.
Saber nutrir nuestros pensamientos de la forma adecuada es un arte, el arte de AMARTE, de priorizarte y para desarrollarlo debemos gobernarnos a conciencia.
¿Con qué facilidad salimos de nosotros mismos? ¿Tan complicado nos resulta cuidarnos?
Cuidarse a uno mismo te invita a parar, a ver lo que tu cuerpo, tu mente y tu espíritu te está pidiendo.
Pero qué yuyu nos da, ¿verdad? PARAR.
Al parar me recupero.
Al parar me observo.
Al parar me atiendo.
Al parar me cuido.
Solo parando puedo ver.
Solo parando puedo accionar.
Solo parando vuelvo a mi.
Solo parando sano.
¿Y si te dijera que no hay nada por lo que tengas que pasar que no estés preparad@ para ello? ¿Te atreverías a experimentar plenamente la vida?